
El cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar confirmado en visitar nuestro Sistema Solar, sigue capturando la atención de la comunidad científica mundial. Tras las primeras observaciones del Telescopio Espacial Hubble, el avanzado Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha logrado obtener nuevos y reveladores datos sobre este enigmático visitante del espacio profundo.
Un Visitante de Otro Sistema Solar
Detectado inicialmente por un telescopio en Chile como parte del sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), financiado por la NASA, 3I/ATLAS fue rápidamente confirmado como un objeto de origen interestelar. Con un tamaño estimado de más de 19 kilómetros de ancho, este cometa viaja a una asombrosa velocidad de 130,000 millas por hora en relación con el Sol. Aunque su trayectoria lo acercará a unos 130 millones de millas de la Tierra, los astrónomos han asegurado que no representa ninguna amenaza para nuestro planeta. Su singularidad radica en que es solo el tercer objeto de este tipo jamás descubierto en nuestro vecindario cósmico y el segundo en mostrar una “coma” o atmósfera de gas y polvo claramente visible.
Una Mirada Más Profunda desde el Espacio
Mientras que el Telescopio Espacial Hubble proporcionó en julio lo que la NASA describió como “la imagen más nítida jamás vista” de 3I/ATLAS, permitiendo estimar el tamaño de su núcleo, los datos más recientes provienen de instrumentos aún más potentes. Ahora, el Telescopio Espacial James Webb, junto con el observatorio SPHEREx, han tenido su propia oportunidad para documentar a este intrigante cometa que ha vagado por el espacio interestelar durante miles de millones de años. Estos nuevos análisis se centran en descifrar su composición química para entender mejor su origen.
Una Coma Dominada por Dióxido de Carbono
Los primeros resultados de la campaña de observación del JWST, realizados a una distancia de 3.32 unidades astronómicas del Sol, son sorprendentes. Gracias a la espectroscopia infrarroja del instrumento NIRSpec, que abarca longitudes de onda de 0.6 a 5.3 μm, los científicos revelaron que la coma del cometa está dominada por dióxido de carbono (CO2). Las imágenes espectrales muestran una desgasificación más intensa en la dirección que apunta hacia el Sol, además de la presencia de agua (H2O), monóxido de carbono (CO), sulfuro de carbonilo (OCS), hielo de agua y polvo.
Una Composición Química Inusual
Lo que hace a 3I/ATLAS particularmente especial es su composición. La proporción de CO2 con respecto al agua (H2O) en la coma es de 8.0±1.0, una de las más altas jamás observadas en un cometa. Este valor supera significativamente la tendencia observada en cometas de período largo y de la familia de Júpiter. Esta alta concentración de dióxido de carbono sugiere dos posibles escenarios sobre su origen: que el cometa contiene hielos que fueron expuestos a niveles de radiación mucho más altos que los cometas de nuestro Sistema Solar, o que se formó muy cerca de la “línea de hielo” de CO2 en su disco protoplanetario natal.
Posibles Orígenes y Misterios Sin Resolver
Otra teoría para explicar la baja abundancia de gas de agua en la coma es que una limitada penetración de calor en el núcleo podría estar suprimiendo la tasa de sublimación del agua en comparación con la del CO2 y el CO. Mientras la comunidad científica debate estos hallazgos, el cometa también ha sido objeto de especulaciones más sensacionalistas. Un controvertido astrofísico de Harvard generó fascinación pública al sugerir que podría tratarse de una nave extraterrestre, una teoría que no cuenta con el respaldo de las agencias espaciales ni de la evidencia científica. A pesar de los avances, los científicos aún no han determinado con precisión de qué está compuesto su núcleo ni de dónde proviene exactamente en el cosmos, misterios que futuras observaciones intentarán resolver.