
Apple ha consolidado en los últimos años una estrategia clara para el lanzamiento de sus teléfonos: tres modelos presentados cada septiembre. En esa alineación, el iPhone 11 ocupa el lugar del “menor” de la familia, aunque su potencia y capacidades no tienen nada de básicas. Este modelo es el sucesor directo del iPhone XR y llega al mercado con mejoras clave, sobre todo en cámara, rendimiento y precio.
Diseño continuista, pero con personalidad propia
El iPhone 11 mantiene el diseño que ya vimos en el XR: cuerpo de aluminio, trasera de vidrio y una gama de colores vibrantes que lo hacen visualmente llamativo. Sus dimensiones (150,9 x 75,7 x 8,3 mm) y peso (194 gramos) son idénticos, por lo que es un dispositivo algo grueso y pesado si se compara con otros de la competencia.
El frontal también se conserva sin cambios: un marco relativamente ancho y el clásico notch en la parte superior. A diferencia de los modelos Pro, el iPhone 11 tiene bordes más gruesos, lo que lo hace menos compacto. En la práctica, esto se traduce en un manejo más complejo con una sola mano, sobre todo si no se tienen dedos largos, ya que alcanzar la esquina opuesta de la pantalla requiere ajustar la posición del dispositivo en la mano.
Pantalla: buena, pero sin llegar al nivel “Pro”
Este modelo integra una pantalla LCD de 6,1 pulgadas con resolución de 1.792 x 828 píxeles, con formato 19.5:9. Aunque ofrece buena calidad de imagen y colores fieles gracias a la tecnología True Tone, está un paso atrás respecto a los paneles OLED de sus hermanos mayores o de otros competidores como Samsung o Huawei.
El porcentaje de aprovechamiento del frontal alcanza el 79%, por debajo de otros gama alta que superan fácilmente el 85%, lo que también evidencia que Apple sigue apostando por una estética propia, aunque algo menos refinada en este modelo.
Cámaras: doble sensor y enfoque en el gran angular
Una de las grandes novedades del iPhone 11 es su sistema de doble cámara trasera. Ahora incorpora un lente principal de 12 MP con apertura f/1.8 y estabilización óptica, acompañado por un ultra gran angular también de 12 MP, con apertura f/2.4 y campo de visión de 120°. Esta combinación permite capturar imágenes más amplias, ideales para paisajes o fotos grupales, sacrificando el zoom óptico que sí ofrecen los modelos Pro.
En cuanto a vídeo, puede grabar en 4K a 60 fps y en cámara lenta hasta 240 fps en resolución 1080p. La cámara frontal también es de 12 MP e incluye reconocimiento facial, posibilidad de grabar en cámara lenta y sensor 3D para mayor precisión.
Rendimiento de primera línea
Uno de los puntos más destacados del iPhone 11 es que comparte el mismo procesador que los modelos Pro: el A13 Bionic, fabricado en 7nm+ y con motor neural de tercera generación. Esto se traduce en un rendimiento excelente, ideal tanto para tareas cotidianas como para juegos exigentes o edición de video.
La memoria RAM se mantiene en 4 GB, suficiente para un funcionamiento fluido con iOS 13, el sistema operativo con el que llegó al mercado. En cuanto al almacenamiento interno, se ofrecen versiones de 64, 128 y 256 GB, sin posibilidad de expansión mediante tarjeta microSD.
Autonomía y conectividad
Aunque Apple no especificó la capacidad exacta de la batería en la presentación, se estima que es la misma del XR (2.942 mAh). En la práctica, el iPhone 11 ofrece una autonomía sólida, que puede cubrir una jornada completa sin problemas. Además, cuenta con carga rápida de 18W, aunque el cargador rápido no se incluye en la caja, y también permite carga inalámbrica con estándar Qi.
En conectividad, está equipado con WiFi 6, Bluetooth 5.0, chip NFC para pagos móviles, GPS de alta precisión, doble SIM (nanoSIM + eSIM), y altavoces estéreo compatibles con Dolby Atmos, lo que mejora la experiencia multimedia.